El Bache
...Qué dicen de los cuarenta? Dicen que a los cuarenta se produce un bache. Un bache, Dios santo: lo que se produce es un socavón espeluznante. El cuarentañero no se enamora, apenas folla, apenas bebe cerveza, jamás tira una croqueta a un ventilador; de la vida se acuerda, pero dónde está. Vive encajonado entre unos hijos demasiado niños y unos padres demasiado viejos: cuida de los hijos, pero se siente culpable de no cuidar suficiente de los hijos; cuida de los padres, pero se siente culpable de no cuidar suficiente de los padres. A veces recuerda el día en que una enfermera le puso en las manos a su hijo recién nacido; como todo el mundo, lloró, pero más tarde ha comprendido que no lloraba de alegría, sino de ganas de salir corriendo y no parar hasta el desierto del Gobi. No lo hizo, y ahora es tarde para hacerlo; ahora, de hecho, le aterra perder a su familia. Por supuesto, odia la palabra responsabilidad, aunque se siente responsable de todo, incluso de aquello de lo que no es en absoluto responsable. Además está lo otro. Schopenhauer dijo que cada vez que respiramos es como si apartáramos la muerte a manotazos; el cuarentañero tiene la impresión de apartar los muertos a manotazos: se mueren los padres, se mueren las madres, se mueren los padres de los amigos, se mueren las madres de los amigos, a veces incluso se mueren los propios amigos. El espectáculo es sobrecogedor. La mayoría opta por alimentarse a base de ansiolíticos y antidepresivos. Algunos ingenuos sueñan con cambiar de vida, ese sueño mentecato.
Hoy en el País Semanal, en el artículo de Javier Cercas.
1 comentario:
Tampoco es tan malo, o botella medio llena o medio vacía, ese es el truco... http://blogs.elcorreodigital.com/jorbasmar/2008/10/26/para-cuarentones-
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