Al final me he animado y he cogido una silla yo también. Y es que se nota que nos acercamos al final y los niños que vienen de fuera ya se vuelven a sus lugares de origen. Otro síntoma es que durante la primera quincena venían muchas madres y padres, las zonas de sombra estaban repletas y las sillas ocupadas de padres hablando por el móvil. En cambio ahora traen a los niños el padre o la madre solo, cuando no los abuelos . Así que casi siempre hay alguna silla libre y ¿para que voy a esperar que venga alguien a llevársela?.
Hoy la alineación era, sentados: un abuelo, el del niño machuchón, que es el doble de grande que el resto. Una mamá( si, es ella) y un papá, no se de quién, hablando por teléfono sobre líos familiares. De pie: las dos madres sufridoras al borde de la piscina bajo el sol. Estas ya se ha hecho amigas y hablan de sus niños. Por cierto a uno de ellos ya le dan el diploma por que se le acaban las vacaciones y ya no viene más.
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